Implantes cerebrales, mejoras cognitivas, pastillas para desarrollar la supermemoria... Los avances de la neurociencia dibujan un futuro prometedor para nuestro cerebro, pero ¿qué hay de realidad y qué hay de fantasía en estas predicciones? Exploramos las posibilidades de tener un "cerebro aumentado".
martes, 18 de octubre de 2011 - (...) Viaje al fondo del cerebro
La idea de intervenir en nuestro cerebro está asociada históricamente a todo tipo de prácticas monstruosas. Desde las antiguas trepanaciones y las lobotomías del doctor Egas Moniz de principios del siglo XX, a los implantes del doctor Rodríguez Delgado en el cerebro de toros y monos. Pero hay una historia paralela que ha conducido a grandes mejoras. Hacia 1950, el doctor Wilder Penfield consiguió un gran avance en el conocimiento del cerebro estimulando los lóbulos de sus pacientes durante las operaciones. Los datos que obtenía durante aquellas sesiones sirvieron para trazar el primer mapa de las regiones cerebrales. En los años 70, el doctor Irving Coooper descubrió que lesionando determinadas regiones del cerebro de pacientes de Parkinson conseguía una notable mejoría. Aquellas primeras talamotomías se irían perfeccionando hasta dar lugar a los tratamientos de estimulación cerebral profunda que conocemos hoy en día.
La operación de implante de electrodos en pacientes de Parkinson es hoy habitual en hospitales de todo el mundo. Tras ocho horas de intervención, el paciente sale del quirófano con dos estimuladores enterrados en su cerebro y alimentados por una batería. La estimulación eléctrica en el núcleo subtalámico compensa la pérdida de la sustancia negra y los síntomas de rigidez y temblores se atenúan hasta el punto de hacer que estas personas puedan volver a llevar una vida medio "normal". De alguna manera, estos pacientes implantados se han convertido en una suerte de "ciborgs". (segue...) Fonte: La Informacion.es.
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