sexta-feira, 30 de janeiro de 2009

Un estimulador cerebral con batería recargable
SE CARGA POR TELEMETRÍA
viernes 30/01/2009 - MADRID.- De manera similar a lo que sucede con los teléfonos móviles, dos hospitales españoles han comenzado a implantar un estimulador cerebral recargable. En lugar de las cirugías a las que, cada dos o tres años, se tienen que someter los pacientes para reemplazar la batería, el nuevo dispositivo se carga por ondas de frecuencia o telemetría. Los pioneros en España han sido el Clínico de Valencia y el de Barcelona.

La estimulación cerebral profunda ha mostrado su eficacia frente a la no respuesta a los fármacos contra el Parkinson, los temblores incapacitantes y algunos trastornos psiquiátricos. La cirugía consiste en implantar dos electrodos en el cerebro.

Para el doctor Francesc Valldeoriola, neurólogo del centro hospitalario de la Ciudad Condal, el nuevo dispositivo recargable, fabricado por la compañía Medtronic, supone tres ventajas fundamentales. "La primera tiene que ver con su tamaño. Es mucho más pequeño y, gracias a eso, el paciente tendrá menos molestias físicas y estéticas", explica.

Por otro lado, este tipo de baterías duran bastante más que las convencionales. "Nos han dicho que funcionan hasta nueve años. En ese periodo, con las tradicionales tendríamos que realizar una o dos cirugías para reemplazarlas", declara a elmundo.es Valldeoriola.

La tercera ventaja, según este especialista, responsable del programa de cirugía en trastornos del movimiento, beneficia sobre todo a los médicos. "Nos ofrece un software diferente que nos confiere una mayor agilidad y más recursos. Podemos realizar anotaciones clínicas y, en fin, ser más finos en la programación, con la consecuente maximización de los beneficios".

La velocidad con la que se descargan el dispositivo depende de la intensidad con la que esté programado. "Lo ideal es que el paciente instale una rutina de carga, como se hace con un teléfono móvil. Por ejemplo, todas las noches 30 minutos o una hora. Eso sí, también se debe tener en cuenta la intensidad de la corriente que, por ejemplo, será mayor en la distonía -un trastorno del movimiento- frente al Parkinson", apunta el citado neurólogo.

Un maletín para realizar la carga en casa
Cuando los pacientes reciben el alta, se marchan a casa con un maletín con las herramientas necesarias para la recarga. El aparato en cuestión, tras ser conectado a la red para que almacene energía, se acopla al cuerpo del paciente mediante un cinturón. Por ondas de frecuencia, recargará el estimulador instalado bajo la piel, a la altura del pecho.

Los enfermos también cuentan con un dispositivo que les indica la batería que queda y que, además, les permite modificar determinados patrones de estimulación, como dar más o menos corriente, si así lo ha decidido su especialista.

Por el momento, en España sólo se han colocado dos de estos nuevos estimuladores, uno en cada centros mencionado. En ambos casos, son pacientes con distonía, uno de 40 años y otro de 17.

Debido a su mayor coste, los expertos recalcan que su uso estará bastante reservado, al menos de momento.

"Lo utilizaremos con enfermos muy seleccionados, como los de menor edad, que son muy susceptibles de tener que ser operados en distintas ocasiones para cambiar la batería. Lo miraremos con unas perspectivas a largo plazo", reconoce José Miguel Lainez, jefe del servicio de Neurología del hospital Clínico de Valencia.

"Las personas con distonía, los jóvenes y las mujeres son los más susceptibles de recibir este tipo de estimuladores", concluye el experto del Clínic de Barcelona. Fonte: El Mundo.es.

quinta-feira, 29 de janeiro de 2009

Implantan por primera vez un dispositivo recargable para la estimulación cerebral profunda
Barcelona, 29 de enero de 2009. Un nuevo dispositivo, fabricado por la empresa Medtronic –especializada en tecnología médica-, permitirá reducir el número de operaciones de sustitución de batería a las que se sometían los pacientes con enfermedades como el Parkinson, la distonía y el temblor esencial. Los dispositivos utilizados hasta el momento tenían una vida útil de cuatro años -dos años en el caso de la distonia-, por lo que el paciente debía ser intervenido para la implantación de un nuevo neuroestimulador. Gracias a este avance tecnológico, los enfermos no serán operados hasta pasados nueve años. La tolerancia al dispositivo es mayor gracias a su reducido tamaño -un 50% menor con respecto a anteriores modelos-, por lo que el riesgo de formación de úlceras disminuye de forma considerable.

Los pacientes tendrán un control más preciso de su función motora ya que, tan sólo pulsando un botón -dentro de los parámetros fijados por el médico- podrán ajustar la terapia según sus necesidades. Otra de las ventajas es la reducción del coste sanitario, pues disminuyen las intervenciones y el número de neuroestimuladores. Así, por ejemplo, los pacientes con Parkinson pueden ver reducida la medicación requerida para controlar su enfermedad con este tipo de terapia, denominada estimulación cerebral profunda (DBS, en sus siglas en inglés). (segue...) Fonte: Acceso.es.

quarta-feira, 7 de janeiro de 2009

La neuroestimulación cerebral vuelve a mostrarse eficaz para tratar el Parkinson
ESTUDIO ESTADOUNIDENSE CON 255 PACIENTES
miércoles 07/01/2009 - MADRID.- Veinte años después de que se realizara por primera vez en Europa, un nuevo estudio certifica que los pacientes con Parkinson moderado o avanzado se pueden beneficiar, y mucho, de la neuroestimulación cerebral. Los avances que se logran implantando dos electrodos en el cerebro son notables, como reducir los movimientos involuntarios o incrementar la calidad de vida, pero no se deben obviar los efectos secundarios.

En su primer número de 2009, 'The Journal of the American Medical Association' ('JAMA') publica un ensayo aleatorio que compara la eficacia de la neuroestimulación profunda con el tratamiento óptimo, sin cirugía, de cada paciente. Se realizó un seguimiento de seis meses de 255 participantes, que contaban con una edad media de 62,4 años y eran hombres en su mayoría (un 82%).

De ellos, 134 recibieron la mejor terapia ajustada a su perfil (fármacos, revisiones neurológicas, terapia física y ocupacional...). Al resto, se le implantaron dos electrodos en la base del cráneo para estimular el globo pálido medial (61 personas) o el núcleo subtalámico (60); esta técnica reduce la excesiva actividad que presentan los sujetos con Parkinson en esta zona cerebral.

Según los resultados obtenidos en la primera fase del trabajo, la neuroestimulación anuló la disquinesia, o movimientos involuntarios, durante 4,6 horas diarias. En el caso del otro grupo, este efecto no se logró mantener durante una hora. La función motora de los enfermos operados también mejoró a los seis meses: un 71% frente a un 32%.

"La estimulación cerebral profunda es superior a los tratamientos óptimos para recuperar la función motora y aumentar la calidad de vida de pacientes [...] con problemas de movilidad y sin un adecuado control de los síntomas, incluso en aquellos de más edad", concluyen los autores del trabajo, dirigidos por Frances M. Weaver, del Hospital Hines (Illinois, EEUU).

Tal y como explica a elmundo.es Jorge Guridi, neurocirujano de la Clínica Universitaria de Navarra, estos datos corroboran los obtenidos por un grupo alemán y publicado en 'The New England Journal of Medicine' en 2006. "En comparación con aquel, éste se ha realizado en distintos centros y cuenta con 100 pacientes más. Además, se basa en dos dianas: el globo pálido y el núcleo subtalámico. Sin embargo, el perfil de los pacientes es muy similar, lo mismo que los resultados obtenidos".

Los controvertidos efectos adversos
Uno de los puntos más controvertidos de este método, y que más han dificultado su establecimiento en la práctica clínica, tiene que ver con los efectos secundarios. Por eso, los autores recalcan la importancia de poner sobre la balanza el riesgo de complicaciones y el beneficio potencial de la intervención.

Aunque las consecuencias negativas estuvieron presentes en ambos grupos, éstas fueron bastante más altas entre los que se sometieron a la neuroestimulación. Principalmente, aparecieron infecciones tras la cirugía pero también se dieron alteraciones en el sistema nervioso, problemas psiquiátricos (ansiedad, depresión) y se registró una muerte por hemorragia cerebral. "Nosotros manejamos una mortalidad del 1% ó 2% cuando realizamos este tipo de intervenciones", declara el doctor Guridi.

En total, la cifra de efectos adversos -moderados o severos- entre estos pacientes fue de 659, frente a los 236 descritos entre los que no fueron operados. Muchos se produjeron durante los tres primeros meses de seguimiento pero, pasado medio año, la mayor parte se había solucionado.

En una segunda fase del estudio, los científicos pretenden aportar más datos sobre si es mejor estimular eléctricamente el globo pálido o el núcleo subtalámico. "Esos datos ya serán a mayor largo plazo, no sólo a seis meses, y probablemente nos dirán más cosas", añade el especialista de la Clínica Universitaria de Navarra.

Cuándo operar
Un editorial adjunto, también publicado en 'JAMA', incide en una de las claves que todavía están sin resolver: ¿cuál es el mejor momento para realizar la operación? Hasta ahora, se suele llevar a cabo en personas que han desarrollado la enfermedad, como mínimo, hace una década. Esto incrementa la severidad del trastorno y, por tanto, no se logra que remita sino que se consigue frenar sus síntomas.

"La mayoría de los que se someten a una cirugía de neuroestimulación han sido diagnosticados hace 10 años. Ya no pueden trabajar y ya han comenzado a padecer el declive psicosocial relacionado con el trastorno", apunta Günther Deuschl, de la Universidad Schleswig-Holstein (Kiel, Alemania).

"Hay que valorar las cirugías tempranas, que se realizan a los cinco años de haber sido diagnosticado, por ejemplo. Pero, el problema en esos casos es que los pacientes todavía no están tan incapacitados y no se atreven a operarse", argumenta Guridi. Fonte: El Mundo.es.