quarta-feira, 19 de outubro de 2011

La estimulación cerebral de nueva generación puede mejorar el tratamiento de la enfermedad de Parkinson

La enfermedad de Parkinson es una enfermedad devastadora e incurable que causa movimiento anormal, temblor involuntario, y falta de coordinación. Una técnica, llamada estimulación cerebral profunda (ECP), se utiliza a veces para mejorar los síntomas motores en pacientes con la enfermedad avanzada.

19.10.11 | La enfermedad de Parkinson es una enfermedad devastadora e incurable que causa movimiento anormal, temblor involuntario, y falta de coordinación. Una técnica, llamada estimulación cerebral profunda (ECP), se utiliza a veces para mejorar los síntomas motores en pacientes con la enfermedad avanzada.

Ahora, un estudio publicado por 'Cell Press', describe un nuevo paradigma de ECP, más eficaz, que realiza ajustes en tiempo real en respuesta a la dinámica de la enfermedad y su progresión, siendo capaz de tratar con más efectividad los síntomas de la enfermedad avanzada.

La ECP implica la implantación de un dispositivo médico que funciona como un "marcapasos cerebral"; en esencia, este dispositivo envía impulsos eléctricos a regiones específicas del cerebro y altera la actividad cerebral en esas regiones de una manera controlada. Aunque los principios subyacentes no están del todo claros, la ECP ha proporcionado importantes beneficios terapéuticos en los trastornos del movimiento, como los que caracterizan a la enfermedad, y en otros trastornos afectivos como el dolor crónico y la depresión mayor.

Después de la implantación del dispositivo de ECP, los parámetros de estimulación, tales como la frecuencia y la intensidad de la estimulación, deben ser programados y ajustados durante varios meses por un médico altamente capacitado; el objetivo es maximizar la mejoría clínica y reducir al mínimo los efectos secundarios. Estos ajustes se suelen realizar cada 3 ó 12 meses, cuando el paciente visita la clínica, por lo tanto, entre visitas no reciben ningún ajuste; por desgracia, esto se traduce en que la estimulación no se sincroniza con la naturaleza dinámica de la enfermedad.

"Existe una necesidad urgente de un sistema automático y dinámico que pueda ajustar el estímulo de manera continua, en respuesta a los cambios patológicos", explican los doctores Boris Rosin y Hagai Bergman, de la Universidad Hebrea de Jerusalén. Los autores probaron varios nuevos paradigmas de ECP en tiempo real, adaptados a un modelo de EP en primates, en los que el estímulo era regulado por la actividad cerebral en curso.

Los científicos observaron que la adaptación del ECP en tiempo real era capaz de aliviar los síntomas motores y la reducción de la actividad neuronal anormal de la enfermedad con más eficiencia que la ECP estándar. Los resultados proporcionan una nueva visión de la actividad cerebral subyacente de la patología.

"Esperamos que, en un futuro próximo, llegue una nueva era de estrategias de estimulación cerebral profunda, sobre una base de paradigmas de adaptación a tiempo real dirigidos a la actividad cerebral patológica", concluyen Rosin y Bergman, añadiendo que "estas estrategias tienen potencial para tratar, no sólo el Parkinson, sino otros trastornos neurológicos con un claro patrón patológico de la actividad cerebral". Fonte: Telecinco.es.

terça-feira, 18 de outubro de 2011

El largo viaje hacia el cerebro aumentado

Implantes cerebrales, mejoras cognitivas, pastillas para desarrollar la supermemoria... Los avances de la neurociencia dibujan un futuro prometedor para nuestro cerebro, pero ¿qué hay de realidad y qué hay de fantasía en estas predicciones? Exploramos las posibilidades de tener un "cerebro aumentado".

martes, 18 de octubre de 2011 - (...) Viaje al fondo del cerebro

La idea de intervenir en nuestro cerebro está asociada históricamente a todo tipo de prácticas monstruosas. Desde las antiguas trepanaciones y las lobotomías del doctor Egas Moniz de principios del siglo XX, a los implantes del doctor Rodríguez Delgado en el cerebro de toros y monos. Pero hay una historia paralela que ha conducido a grandes mejoras. Hacia 1950, el doctor Wilder Penfield consiguió un gran avance en el conocimiento del cerebro estimulando los lóbulos de sus pacientes durante las operaciones. Los datos que obtenía durante aquellas sesiones sirvieron para trazar el primer mapa de las regiones cerebrales. En los años 70, el doctor Irving Coooper descubrió que lesionando determinadas regiones del cerebro de pacientes de Parkinson conseguía una notable mejoría. Aquellas primeras talamotomías se irían perfeccionando hasta dar lugar a los tratamientos de estimulación cerebral profunda que conocemos hoy en día.

La operación de implante de electrodos en pacientes de Parkinson es hoy habitual en hospitales de todo el mundo. Tras ocho horas de intervención, el paciente sale del quirófano con dos estimuladores enterrados en su cerebro y alimentados por una batería. La estimulación eléctrica en el núcleo subtalámico compensa la pérdida de la sustancia negra y los síntomas de rigidez y temblores se atenúan hasta el punto de hacer que estas personas puedan volver a llevar una vida medio "normal". De alguna manera, estos pacientes implantados se han convertido en una suerte de "ciborgs". (segue...) Fonte: La Informacion.es.